El edificio se inserta en el lugar como un accidente topográfico. Se crea una plataforma semienterrada que colmata la parcela para establecer el nivel de movimiento del público. Las pistas de juego se horadan en la plataforma y delimitan calles elevadas que ofrecen puntos de vista privilegiados para la contemplación del juego. Desde ellas el público accede a las distintas gradas que descienden desde el nivel de la plataforma hacia las pistas.
El interior de este podio construido alberga los espacios auxiliares a los deportistas con acceso independiente y dos niveles de aparcamiento, el superior abierto al exterior pero cubierto por la plaza.
La zona de las canchas se cubre con una única estructura, una cubierta translúcida rematada por un entramado de lamas que como un gran cañizo permite el paso de la luz natural tamizada y orientada óptimamente hacia un espacio interior unitario, neutro y luminoso. Esta idea enlaza con la forma de entender la luz en la cultura mediterránea a la que tan ligada está la práctica de estos deportes.
El plano de cubierta se pliega en su perímetro para aumentar la eficacia en la protección solar, creándose un deambulatorio elevado alrededor del espacio cubierto que permite el acceso de las instalaciones (iluminación artificial, acondicionamiento,…) así como otro punto de vista sobre el juego para el público o las cámaras de televisión.