Con el paso del tiempo el hombre está perdiendo su relación con la naturaleza, está olvidando de dónde viene y cuáles son los recursos. Tenemos que volver a aprender las cosas importantes en la vida.
¿Que necesitarán los niños del futuro? ¿Cuáles deberían ser sus recursos? ¿Que es fundamental aprender para el mundo del futuro?
Hans Scharoun, en los años sesenta con sus escuelas, propuso la idea de integrar a los niños en la sociedad dándoles una red espacial en la cual los niños aprendiesen a socializar con sus compañeros a través de la construcción de una escuela que representase un pequeño pueblo. Aprendiendo a través de un parque quiere recuperar los valores: Sentimiento de identidad y autoestima, empatía, compromiso con la justicia social y la equidad, respecto por la diversidad, preocupación por el medio ambiente y responsabilidad con un desarrollo sostenible. Proponemos entender el mundo a través del reconocimiento del paisaje: árboles, animales, ciclos vitales, materiales naturales que permitirán aprender lo emocional, lo verbal, lo matemático y lo artístico / lenguajes plásticos con el objetivo principal de que las personas puedan marcar la diferencia si crecen con nuevos valores en nuevos espacios.
El parque se convierte en una escuela y la escuela se convierte en un parque, no hay diferencia entre ellos. Lo niños aprenden y los ciudadanos aprenden motivados por su curiosidad, a través del juego y de la experimentación ellos comprueban y asimilan.
No existen clases, hay áreas de experimentación, hay áreas abiertas y áreas más limitadas, con telas, agua, materiales naturales, los límites son difusos. Sólo los patios y los desniveles definen las áreas de aprendizaje.
En la escuela Tempelhoff los niños están organizados siguiendo criterios de madurez, y sólo la mirada atenta de los padres o profesores, marcan los límites y les guían con prudencia, sabiduría y comprensión para aprender a vivir en comunidad y recordar los importantes valores de la vida en un mundo sostenible.